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Mi experiencia como escritora novel

Actualizado: 14 jun


Por fin has terminado tu libro. Ese tesoro en el que has volcado tu corazón, tu alma, y al que has dedicado incontables horas de investigación, escritura y corrección. ¿Y ahora qué?


Mecida por el viento fue el fruto de más de tres años de trabajo, con interrupciones, altibajos y todo lo que implica escribir por vocación y no como ocupación principal. Surgió como un impulso personal, una necesidad íntima de dar forma a pensamientos y emociones que, sin esperarlo, se transformaron en una historia completa. Nunca imaginé que llegaría a ver la luz. Ni en mis mejores sueños.


Pero el camino no fue fácil ni inmediato. Al terminar el manuscrito, fue mi marido quien insistió en que lo enviara a editoriales. Yo, sin embargo, no confiaba en que algo escrito “por puro impulso” pudiera interesar a nadie más allá de mi círculo cercano. Mi intención no era publicar. Solo había escrito para mí… y quizás para mi familia.


Por eso, en lugar de lanzarme a buscar editoriales, opté por compartirlo con mis hermanos y con unos pocos amigos íntimos, para conocer su opinión. Y así quedó, durante un tiempo, guardado en un cajón. Esperando.


Mi experiencia como escritora novel
Apenas sabía nada del mundillo editorial cuando comencé a enviar mi manuscrito, sin demasiadas pretensiones.

Para mi sorpresa, los buenos comentarios no tardaron en llegar. Apenas conocía el mundo editorial cuando comencé a enviar el manuscrito, sin grandes expectativas. Por eso me impactó que, en pocos días, empezaran a llegar propuestas de distintas editoriales, tanto de edición como de coedición, acompañadas de valoraciones como estas:

“Tras su lectura, nos ha parecido una historia romántica bonita y original, donde la música invade todo, lo que le da a la novela un carácter muy especial”

“El texto presenta una lectura entretenida, romántica, vivaz y bastante ágil. Un libro carismático con carácter propio, que sumerge al lector con facilidad entre sus páginas. Es inteligente y creativo. Un libro lleno de musicalidad en su estilo. Sumamente interesante, que consigue guiar al lector, gracias a su expresión, estructura y ambientación. Rico gramaticalmente y de gran fluidez en su interpretación y lectura.”

“Narrada en primera persona, la obra presenta una muy buena estructura y redacción. Prosa delicada, en ocasiones incluso con cierto matiz poético.  Continuas referencias musicales y religiosas. Su protagonista intenta buscar la luz tras «tanto dolor y oscuridad». ¿Lo conseguirá?”

"Mecida por el viento" es una propuesta interesante, una novela romántica tratada desde un prisma actual (un detalle muy interesante las conversaciones de WhatsApp) en la que la música tiene un papel fundamental. En cuanto a estilo, gramática y ortografía, es un manuscrito muy trabajado y cuidado.”

   

Cuando finalmente me incliné por una de estas editoriales, solicité un informe editorial profesional. El resultado fue negativo: consideraban que el manuscrito no estaba listo para una edición tradicional, y que requería mucho trabajo de pulido. Lo viví como un jarro de agua fría, tras la ilusión y la buena acogida inicial. Aquello me hizo tocar tierra y darme cuenta de que el camino literario exigía más preparación de la que había imaginado. Al mismo tiempo, algunas editoriales también me respondieron educadamente indicando que el manuscrito no encajaba con su línea.



En ese momento decidí apostar por la autopublicación. No buscaba más que compartir el libro con quienes ya me lo pedían y tener la satisfacción de verlo publicado. En un mercado saturado, era consciente de que Mecida por el vientosería “uno más”. Pero para mí era mucho más: un homenaje silencioso a mi madre, que escribió una novela que jamás salió del cajón.


Cuando el Grupo Planeta llama a tu puerta…


Lo que no esperaba era que, un viernes a mediodía, sonara el teléfono. Al otro lado, Adelaida —editora de Click Ediciones, sello del Grupo Planeta— me ofrecía un contrato de edición. Había leído la novela, creía en ella, y quería publicarla. Me quedé sin palabras. Literalmente. Acababa de adelantar el pago a una editorial de autopublicación y tenía el proceso en marcha. ¿Qué hacer?


Ella misma, al percibir mi desconcierto, me propuso enviarme el contrato sin compromiso y dejar que tomara la decisión con calma. Un gesto de enorme profesionalidad que nunca olvidaré.


Así empezó todo. Más tarde, en una de nuestras conversaciones, Adelaida me confesó que le sorprendió mi reacción: no era, desde luego, “la habitual”. Y lo entiendo. Porque cuando el Grupo Planeta llama a tu puerta… es difícil imaginarlo. Mucho más, esperarlo.



 
 
 

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